1 Corintios 9:11
1 Corintios 9:11
Si os hemos sembrado cosas espirituales
El los predicadores del Evangelio se comparan con sembradores de semillas; lo que siembran es la palabra de Dios, que es semejante a la semilla, por su pequeñez y desprecio a los ojos de los hombres carnales; y aunque la semilla es la más selecta para sembrar, el Evangelio es el más selecto y excelente para los verdaderos creyentes; como semilla, tiene una virtud generadora por influencia divina; y mientras que a menos que se siembre en la tierra, no da fruto, tampoco lo hace la palabra, a menos que tenga un lugar en el corazón, donde, como semilla en la tierra, su operación es secreta, su crecimiento gradual y su fecundidad diferente. El suelo sobre el que siembran es muy variado; algunos de sus oyentes son como al borde del camino, descuidados, ignorantes y en quienes no se deja ninguna impresión; otros son como los pedregales, quienes aunque por un tiempo expresan algún afecto y agrado, pero sin tener en ellos la raíz de la gracia, siempre que surge la persecución, abandonan el oírla; otros son como la tierra espinosa, que al principio son muy prometedores y muy reformados, pero por dentro están llenos de los afanes y los deseos del mundo, que ahogan la palabra y la hacen infructuosa; y otros son como la buena tierra, que son enmendados por la gracia de Dios, entienden la palabra, la reciben, la retienen y en quienes es fructífera: sembrar requiere habilidad y arte, y así predicar el evangelio humano; y está constantemente en su época de retorno para ser atendido, a pesar de los vientos y las nubes, y así el ministerio de la palabra, a pesar de todos los reproches, persecuciones y aflicciones; y así como la misma clase de semilla, sin mezcla y en abundancia, ha de ser arrojada a la tierra, así el mismo Evangelio de Cristo puro y sin mezclar ha de ser predicado, y eso sin retener nada que sea provechoso: y una vez más, como el El sembrador, cuando ha echado su semilla en la tierra, espera largamente y con paciencia que brote y crezca, así lo hacen los fieles dispensadores del evangelio; y lo que siembran o ministran es de naturaleza espiritual; proviene del Espíritu de Dios, él es el dictador de ella; él por sus dones capacita a los hombres para predicarlo, y por su poder lo hace efectivo para las almas de los hombres; ya través de él se transmite a ellos, como espíritu de regeneración y santificación: la materia del Evangelio es espiritual; contiene doctrinas espirituales, como la justificación, el perdón del pecado, la adopción, la regeneración y ¿qué concierne a las almas y espíritus de los hombres, y su bienestar espiritual y eterno?
significa temporales, lo que concierne a la carne, el cuerpo, el hombre exterior y el soporte del mismo. El argumento es de mayor a menor, y muy similar al de (Romanos 15:27). La diferencia entre las cosas carnales y espirituales es muy grande; uno tiene una excelencia muy superior al otro; y por tanto, si los hombres reciben espirituales para las cosas carnales, no pueden ser perdedores, sino que deben ser ganadores; ni debe pensarse en ninguna dificultad o carga sobre ellos, o en cualquier cosa grande y maravillosa que hayan hecho, apoyar y mantener a quienes son tan útiles para sus almas y el bienestar espiritual de ellos.