Adaptación
En la teoría de la evolución, la adaptación es el mecanismo biológico por el cual los organismos se ajustan a nuevos entornos o cambios en su entorno actual. Aunque los científicos discutieron la adaptación antes del siglo XIX, no fue hasta entonces que Charles Darwin y Alfred Russel Wallace desarrollaron la teoría de la selección natural.
Wallace creía que la evolución de los organismos estaba relacionada de alguna manera con la adaptación de organismos a condiciones ambientales cambiantes. Al desarrollar la teoría de la evolución por selección natural, Wallace y Darwin fueron más allá de la simple adaptación al explicar cómo los organismos se adaptan y evolucionan. La idea de la selección natural es que los rasgos que se pueden transmitir permiten que los organismos se adapten al medio ambiente mejor que otros organismos de la misma especie. Esto permite una mejor supervivencia y reproducción en comparación con otros miembros de la especie, lo que lleva a la evolución.
Los organismos pueden adaptarse a un entorno de diferentes formas. Pueden adaptarse biológicamente, lo que significa que alteran las funciones corporales. Un ejemplo de adaptación biológica se puede ver en los cuerpos de personas que viven en altitudes elevadas, como el Tíbet. Los tibetanos prosperan en altitudes donde los niveles de oxígeno son hasta un 40 por ciento más bajos que al nivel del mar. Respirar un aire tan fino haría que la mayoría de las personas se enfermaran, pero los cuerpos de los tibetanos han desarrollado cambios en la química de su cuerpo. La mayoría de las personas pueden sobrevivir a grandes altitudes por poco tiempo porque sus cuerpos elevan sus niveles de hemoglobina, una proteína que transporta oxígeno en la sangre. Sin embargo, los niveles continuamente altos de hemoglobina son peligrosos, por lo que el aumento de los niveles de hemoglobina no es una buena solución para la supervivencia a gran altitud a largo plazo. Los tibetanos parecen haber desarrollado mutaciones genéticas que les permiten usar el oxígeno de manera mucho más eficiente sin la necesidad de hemoglobina adicional.
Los organismos también pueden exhibir una adaptación conductual. Un ejemplo de adaptación conductual es cómo los pingüinos emperador en la Antártida se amontonan para compartir su calor en medio del invierno.
Los científicos que estudiaron la adaptación antes del desarrollo de la teoría evolutiva incluyeron a Georges Louis Leclerc Comte de Buffon. Era un matemático francés que creía que los organismos cambiaban con el tiempo al adaptarse a los entornos de sus ubicaciones geográficas. Otro pensador francés, Jean Baptiste Lamarck, propuso que los animales podrían adaptarse, transmitir sus adaptaciones a su descendencia y, por lo tanto, evolucionar. El ejemplo que dio indicaba que los antepasados de las jirafas podrían haberse adaptado a la escasez de comida de los árboles pequeños estirando el cuello para alcanzar ramas más altas. En el pensamiento de Lamarck, la descendencia de una jirafa que estirara su cuello heredaría un cuello un poco más largo. Lamarck teorizó que los comportamientos adquiridos durante la vida de una jirafa afectarían a su descendencia. Sin embargo, fue el concepto de selección natural de Darwin, en el que los rasgos favorables como un cuello largo en las jirafas sobrevivían no por las habilidades adquiridas, sino porque solo las jirafas que tenían suficiente los cuellos para alimentarse sobrevivieron lo suficiente para reproducirse. La selección natural, entonces, proporciona un mecanismo de adaptación y evolución más convincente que las teorías de Lamarck.