Por qué se siente deprimido después de beber y cómo manejarlo
Si bien el consumo de alcohol puede desencadenar directamente sentimientos de depresión, también puede contribuir a los síntomas de formas más indirectas .
El alcohol actúa como un depresor
Es posible que se sienta deprimido después de beber porque el alcohol en sí es un depresor.
Beber activa el sistema de recompensa en su cerebro y desencadena liberación de dopamina, por lo que el alcohol a menudo parece tener un efecto estimulante, al principio.
La dopamina produce emociones positivas que lo hacen sentir bien y ayudan a reforzar su deseo de beber, pero el alcohol también afecta su sistema nervioso central de otras maneras.
A saber, interfiere con el liberación de neurotransmisores relacionados con la regulación del estado de ánimo, como serotonina y norepinefrina.
Los niveles más bajos de lo normal de estos importantes mensajeros químicos pueden afectar temporalmente su habla, coordinación y energía.
El largo Sin embargo, el impacto a largo plazo puede ser más grave: los cambios persistentes en la química cerebral pueden influir en la depresión y la ansiedad con el tiempo.
La investigación ha relacionado el desarrollo de síntomas de depresión en adolescentes con el consumo regular o excesivo de alcohol. Los adultos que cumplían con los criterios para los trastornos por consumo de alcohol también tenían un mayor riesgo de depresión.
En resumen: a pesar de que parece mejorar su estado de ánimo en el momento, el alcohol en realidad puede deprimirlo, especialmente con el uso prolongado.
El alcohol interrumpe su sueño
¿Alguna vez ha dormido mal después de beber? Tal vez dio vueltas y vueltas, tuvo sueños extraños o se despertó con el corazón acelerado.
Todas estas experiencias desagradables son bastante normales. Los problemas de sueño pueden relacionarse con los cambios en la química cerebral asociados con el consumo de alcohol.
Beber también puede interferir con su ciclo de sueño-vigilia y evitar que obtenga suficiente sueño REM.
No lo olvide: beber también puede tener consecuencias físicas: las náuseas y la deshidratación pueden impedirle un sueño reparador.
Un mal sueño puede afectar fácilmente su estado de ánimo al día siguiente, ya que el agotamiento y los síntomas físicos persistentes pueden dificultar la concentración. Esto puede hacerte sentir muy deprimido.
El alcohol puede empeorar las emociones negativas
Un estado de ánimo desanimado después de una noche bebiendo puede resultar bastante terrible. Si ya tiene depresión, es posible que se sienta aún peor, ya que el alcohol puede magnificar la intensidad de sus emociones.
El alcohol puede afectar las áreas de su cerebro que ayudan a regular las emociones. Puede comenzar a beber para olvidar lo que está en su mente, pero una vez que el impulso inicial comienza a desaparecer, puede terminar revolcándose en esos sentimientos.
Dado que el alcohol puede nublar su cerebro, puede evitar que vea soluciones útiles a los problemas.
También reduce las inhibiciones, por lo que si ha estado tratando de mantener en secreto algunas emociones difíciles, como la tristeza o la ira, es posible que aparezcan cuando beba.
Esto puede conducir a un ciclo complicado. Puede comenzar a beber con más regularidad para sentirse mejor u olvidarse de esas emociones y recuerdos no deseados.
Sin embargo, el aumento del consumo de alcohol no suele ayudar. Es más probable que empeore los estados de ánimo negativos, junto con la salud física.
Beber para sobrellevar la situación puede convertirse en un patrón
Cuando recurre regularmente al alcohol para manejar los desafíos y los sentimientos negativos, es posible que no tome otras medidas que puedan ayudarlo a abordar esos problemas de manera efectiva.
Como resultado, cualquier problema que esté enfrentando, desde estrés laboral hasta problemas de relación, puede empeorar.
Si tiende a depender del alcohol para aliviar la ansiedad en situaciones sociales, por ejemplo, es posible que nunca aborde las causas subyacentes de su malestar.
¿Y esas inhibiciones reducidas mencionadas anteriormente? Pueden llevarlo a tomar decisiones que normalmente no tomaría. Esto, combinado con estados de ánimo intensos, puede tener algunos efectos desagradables.
El aumento de la ira puede llevarlo a pelear con un ser querido, por ejemplo, mientras que la tristeza extrema o el autodesprecio pueden provocar síntomas de depresión intensos.